Monday, December 03, 2007

ÁRBOLES.



“Si un día tienes pena
abrázate a un árbol.” Marco Tabilo.

La vida lenta como agente contrario a la vida. El ritmo desacelerado de las personas al caminar como la blasfemia hecha actitud. La productividad y lo práctico como valores inapelables de nuestra sociedad actual. No existe duda, no hay novedad, nuestros valores son los del mercado y no hay casi nada que agregar. O casi. La verdad es que la idea de vida lenta irrita a cualquier exitoso actual, siempre cuando entendamos dicho término como equivalente a manejar un VMW, tener el puesto más alto de alguna empresa top del mercado santiagino, y pasearse por Av. Providencia de maletín y traje Zara.
Lo he vivido en carne propia. Lo vivo a diario con gente que no cumple ni un uno por ciento de sus ambiciones de éxito. Te miran y comentan como al aire “que lento eres” “tu no te apuras por nada” o simplemente “tu lentitud me desespera”. Este tipo de personas se empecina por mantener un ritmo frenético en pos de la ilusión de tener tiempo para disfrutar –tiempo libre le llaman- y que una vez llegado no son capaces de soportar. Nada de arboles, nada de nubes, mucho menos pájaros o paisajes tanteados a pie. Su idea de vivir la ciudad es sufrir en el taco de las seis y presionar a bocinazos a cualquiera que no lleve el ritmo implícitamente planteado.
Un recuerdo en especial: un semáforo en rojo cerca Irarrazaval años atrás, junto a mi padre su esposa y su cuñada vemos pasar frente a nuestro vehículo una chica de unos veinticinco años caminando lento y feliz. La chica se toma su tiempo, cruza de un lado al otro de la calle con tranquilidad y extrañamente mi padre y sus dos acompañantes se sulfuran al extremo de comentarlo con cierta rabia. Mi padre toca la bocina, aun estabamos en rojo.
La idea de celeridad como el equivalente de estar en la cima de la ola. La idea de velocidad como una sucesión de posibles inicios y finales que te permiten vivir todo en nanosegundos de tu vida. Ser todo, ser todos.
La gente lenta es aburrida y hay que esperarlos. La gente lenta no dice las cosas a la velocidad del olvido. Las palabras de las personas lentas quedan y eso es lo peor. El exitoso quiere olvidar, quiere sepultar quien fue y renacer continuamente para volver a resetearse con el mismo afán con que un niño adicto a los vídeojuegos resetea una y otra vez su juego favorito cada vez que comete una equivocación.
No hay secreto, nuestra vida hace tiempo que no es bucólica, a Teillier lo enterramos hace casi una década y el reflejo condicionado de consumirnos y probarlo todo nos hace ejecutar actos y borrarlos de nuestra memoria cien veces antes de siquiera repara que algo hicimos. Todo es velocidad, todo es un eterno zapping en el que creemos que algo mejor, en otro lugar, en otra persona, en otro momento, se nos escapa y corremos por ello sin siquiera saber que es.
Las ideas son flashes. Las ideas deben ser flashes.
Conozco personas lentas, casi todas las personas que conozco son personas lentas, reflexivas he inolvidables. Hace algunos días en el lema de presentación en MSN de uno de ellos leí la frase “todo va lento, todo va bien” y me sentí feliz. Estas personas son lentas en el habla, lentos en los movimientos he incluso en sus pensamientos, gustos y temas. Todo es repetido y ahondado desde aristas retomadas una y otra vez, mezcladas y deformadas. Estas personas que conozco, mis amigos y algunos familiares más bien, son personas de largas caminatas a toda hora y cualquier día. A ellos se les puede confiar sentimientos, son depositarias y son lo más parecido que he encontrado a un árbol, y los arboles están ahí, a la vista de todos y casi sin características en apariencia memorables, crecen lentos, cambian imperceptiblemente y en los huracanes son los únicos que indudablemente permanecen en su sitio. Spinetta lo sabe y por eso les hizo un disco, lento como ellos, imperceptible a los humanos pero amable.
Los árboles son los árboles y son personas, las personas tienen hojas en la cabeza y son amables. Los exitosos no entienden, pero ellos no son amables.

Wednesday, October 03, 2007

POSTALES DE LA INTIMIDAD CHILENA.


LA MAÑANA.
La mañana es la mañana y es el sonido del despertador.
Es la luz de las cortinas y el sonido de autos y micros en la puerta de tu casa.
Son tus parpados que se abren y los ojos que se fijan en el techo de tu casa
Entre gritos
Entre comentarios y sarcasmos puntuales como diarios
En la calle
En la entrada de las casas
En la entrada de tu casa.

LA CASA.
La casa es la casa y en ella no decimos nada.
El silencio es himno y nos acompaña como espectro esta y otras mañanas.
En ella el despertar es el color repetido del estucado en las paredes
El cuerpo tibio
Su registro y las frazadas en cascada
El movimiento mecánico la mesa el desayuno
El vestir a un niño el ser como un niño
Ser el pan en la boca del niño el tiempo la luz y el orden en tu casa.

Las tablas
La ley
Tú casa.

EL NIÑO.
El niño es el niño y es una pintura.
Una instalación la animación
La idea de una animación.
La distancia incalculable entre un punto y otro
La idea
La hipótesis de Dios
Los balbuceos de nuestra idea de la vida y nuestra idea de Dios.

Eso.
Materia.
Diríamos Materia.

LLANTO.
Pero la mañana es la mañana y es un llanto.
Podría ser una risa
Podría ser el té el café o poca cosa más
Podría ser el no saber si son colores en las paredes
Sonidos en el aire
Urbanidad asimilada en el proceso de domesticado
O el golpe recibido nadie sabe como nadie sabe cuando
Mientras jugamos a vivir
Mientras nos golpeamos en las paredes sin ruido y sin molestias.
Y contamos es cierto
Manchamos es cierto también
Amamos y es verdadero.

RESULTADOS.
La mañana es la mañana y es un ramillete en la mano
Cuentas brillantes como mostacillas en manos de indios quinientos años atrás.
Nuestra sonrisa colgada al rostro un orgasmo matutino
La endorfina bullendo para decirnos que nada es tan malo.
Falta de humor es falta grave
Es humor.

Menos llanto más humor igual humor.

Entonces la mañana da paso a la tarde la tarde a la noche y la noche a la mañana
Que es una mañana como tantas.
Recuerdas la risa
Recuerdas el humor
Recuerdas las mañanas anteriores y ríes
Con lágrimas en los ojos el desayuno en una mano tu casa en la otra.
Un cuadro conmovedor digno de una imagen poética.

Ríes.

La risa es la risa y es la mañana
La mañana es la mañana y es un poema
El poema es un sonido el sonido es un flash.
La voz de Dios es el despertador sonando y la risa como llanto.
La risa es el llanto es un telón.
La voz de Dios es un flash en el telón
Una foto.
Dios se ríe a carcajadas, la foto es eterna.
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-fotografía gentileza de Pamela Barría-

Tuesday, August 28, 2007

TRUFFAUT, TRUFFAUT...


Hoy no sé muy bien que escribir, tengo un par de cosas en la cabeza que no acaban de cuajar del todo y prefiero no forzar la escritura; sin embargo, como no quiero retirarme sin aportes, copié y pegé un texto acerca del director francés Francoise Truffaut que había escrito para un ramo de apreciación cinematografica en la U, y es el que se lee a continuación.


La obra de Truffaut toca, se estructura y remite, entre otras muchas cosas a la memoria, los recuerdos como fantasmas, como pesadillas o sueños recurrentes que aparecen con cierta regularidad plasmados en el celuloide de algunas de las obras más importantes de este autor francés -a vuelo de ave: “La historia de Adele H.”(1975) O “La Noche Americana”(1973)-.
Sin embargo, la importancia de la memoria es también abordada con el matiz del testimonio, estructurando en algunos casos la historia en su totalidad como ocurre con “400 golpes”(1959), filme donde Francoise Truffaut cuenta en clave picaresca la historia de Antoine Doinel (su eterno alter ego a cargo de Jean Piere Laud, que, como situado en una línea temporal, reconstruye todo el proceso de formación en la vida de este director francés) en lo que viene a ser su primera educación formal.
La experiencia del autor es traspasada al espectador en un formato que se adapta al lenguaje fílmico, pero que al estar sostenido por la experiencia biográfica adquiere una densidad o un peso testimonial que hace comprender lo decisivo de esta obra, permitiéndonos, en nuestra privilegiada posición de espectadores, sopesar claramente por un lado el inicio de una enseñanza basada en castigos físicos y lecciones impersonales como era la educación francesa de los ‘70s, y por el otro, el resultado de marginarse de la misma para estructurar el propio camino formativo y su consiguiente aporte a la reestructuración del mismo –todos sus cuadros dedicados a la educación.
No hay en la obra de Truffaut –y en este sentido “400 golpes” es el más claro de los ejemplos- ningún tipo de desentendimiento respecto al carácter formativo que el cine pudo, y puede en la actualidad, tener respecto a los espectadores. Cabe recordar que este director debe su formación cinematográfica a la contemplación insaciable de cuantas películas se encontrasen en exhibición, lo que en términos educativos demostraría la capacidad de auto-educarse con solo dos factores: por un lado el alumno, en este caso el espectador con su interés, receptividad y juicio, y por el otro, los maestros con su experiencia y bagaje –los grandes directores a los que Truffaut tuvo posteriormente acceso. En este sentido Truffaut es el más latinoamericano de los autores europeos, y no puedo dejar de compararlo con directores de la talla de Adolfo Aristarain, con quien comparte una formación de extramuros y una preocupación por la educación del individuo y la sociedad –basta ver “Martin H”, “Un lugar en el mundo” o, su obra mayor, “Lugares comunes”, aunque en este sentido la más clara puede ser “Roma”-; pienso también en Roberto Bolaño quien se formó exclusivamente por la literatura que –haciendo el paralelo con Truffaut- consumía a raudales, y la experiencia que la vida le entregó al renunciar a los quince años tanto al colegio como a cualquier tipo de enseñanza estructurada, lo que, al igual que para el director francés, no representó en ningún caso un impedimento para que se elevase por encima de todos los escritores de su generación. Otros nombres se me vienen a la cabeza: Roberto Arlt es uno que, como relata en algunos textos, se formó a base de malas traducciones, ediciones baratas, y forjó su obra en los pequeños espacios de descanso que la redacción del diario en el que trabajaba le permitía. Y es que esta relación con la literatura no es en ningún caso menor; a lo largo de sus filmes Truffaut cita con regularidad a Balzác y a Víctor Hugo, autores capitales de la literatura mundial que parecen haberle salvado la vida o el destino, y que constituyen el pilar de una formación que deriva en el cine dando la impresión de que perfectamente podría haber sido cualquier otra disciplina relacionada con la sensibilidad artística, sin embargo pienso que la elección obedece a lo que en un principio abre este texto: la memoria, que se estructura principal o inicialmente con las imágenes a las que luego se le adhieren las palabras y que, si bien no en estricto rigor, se relaciona con la imagen del cine mudo y su posterior sonido.
Bruñuel, autor fundamental para Truffaut, al inicio de su libro “Mi último suspiro”(1982) dice: “Hay que haber empezado a perder la memoria, aunque sea solo a retazos, para darse cuenta que esta memoria es lo que constituye toda nuestra vida (...). Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada”. Certero Bruñuel.
La educación es una forma de establecer un tipo, o un registro de memoria. Es sabido que cada ítem que se incluye en un programa educacional en ningún caso es gratuito y responde a intereses creados. En este sentido me parece que lo que eleva a Truffaut como a tantos otros a la altura intelectual en que se encuentra es sencillamente el haber escapado –o haber resistido según el caso- a una estructura educacional trunca, mermante y totalitaria; y si entendemos que la educación configura la forma en que se desenvuelve nuestra memoria, para Truffaut no habría sido posible hacer memoria de otra forma que no fuera haciendo cine. Entonces a lo que nos enfrenta Truffaut, como Bolaño, o Bruñuel, o Art, es al registro de su ojo, la impresión en su memoria y la propuesta en distintos registros, tanto formales como valóricos –por ejemplo en “Jules & Jim”(1961)-, de una formación “a la intemperie”, una formación que rectifica la enfermedad, una formación nacida en medio de lo marginal: una educación, en pocas palabras, latinoamericana.

Friday, June 01, 2007

EL CANTO DE LAS SIRENAS.


El precio de oír a las sirenas es sufrir
Cada minuto de tu vida el resto de tu vida
Y lo pagas
(Verso a verso como diría Linh)
Desde el interior de tu hogar
Amarrado al mástil de tu familia
Anclado a la cama con tu esposa
Atado a la rutina de tu vida
Y despertando cada día
Con el eco resonante
El canto
Como una oración en tus oídos.

UN PLAGIO.


Esto es un plagio
Una carta el murmullo un par de murmullos
La línea que nos separa el lenguaje el complot
Una que otra palabra soltada al viento un tatuaje una marca
Mi marca tu cicatriz tu cara
El lugar en que nos miramos las partes que tocamos y algo
Un cúmulo un túmulo interior
Una tumba
Una fumarola a punto de hacerse notar
El derrame microsegundos antes del derrame
Eso más una línea
Una microscópica línea que nos atraviesa
De lado a lado
De arriba abajo
Y nos une
Para decir que llegados este punto nada
Nada es para siempre.

Saturday, May 12, 2007

INFIERNO PERSONAL.


El infierno personal
Tiene el tamaño de tu casa
El llanto de una guagua
La cara de tu mujer
La forma de tu cuerpo
Los rincones de tu mente.

Sunday, March 18, 2007

POLAROID DE DOS CUERPOS.


Como un secreto revelado en el rostro
La marca de susurros y hechos llevados a una polaroid de dos cuerpos
Una comunion complice llena de miradas tristes
Las ganas contenidas como un desastre radioactivo del que no avisamos a los damnificados
La suma o cualquier ejercicio matemático derivado en una división de tercer grado
De cualquier forma el resultado final es un apretón de dientes y una mirada de deuda
Tal vez reproche
O simplemente pena.

para C. G. D.

Tuesday, February 13, 2007

DÍA DE SAN VALENTÍN.



Por qué se casa la gente (1)

La gente se casa porque es tonta
Porque tienen miedo
Porque quieren sentir algo como propio
Porque el vértigo
El no tener
El estado de peligro
El sentir
El aire distinto
Porque cada día
Porque todo en general
Porque nada
Nada en particular.


Por qué se casa la gente (2)

Porque no se dan cuenta
Nada se detiene.


Por qué se casa la gente (3)

Porque todavía no pueden olvidar
La mala costumbre de querer ser dueños
De otro hombre.


Por qué se casa la gente (4)


La gente
Se casa por miedo a enamorarse.


Por qué se casa la gente (5)

Tienen miedo a estar solos
Tienen miedo a saber
Quienes son.


El amor

Decir soy tuyo(a)
Como si fueras una propiedad.


El amor

Querer
Esperando todo
-al otro completo-
A cambio.


Happy ending.

Pregunta 1: ¿Me encontrai cobarde?.
Respuesta 1: No.
Declaración 1: Es que te amo.
Respuesta 2: Ahora te encuentro huevón.